Fuego.

Luis Miguel Salgado
3 min readApr 2, 2024

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I. La danza de las llamas.

Imagina por un momento la danza hipnotizante de las llamas en una fogata. Su energía inagotable, su determinación de iluminar la oscuridad sin importar los obstáculos que se interpongan en su camino. Así es la naturaleza intrínseca del fuego, sin permitir que nada lo detenga. Del mismo modo, en la vida, enfrentamos desafíos y obstáculos que intentan apagar nuestra chispa interior.

Sin embargo, recordar que el fuego no pone excusas nos invita a abrazar la idea de que, a pesar de las dificultades, nuestra determinación puede arder con una intensidad renovada.

II. Rompiendo cadenas de las excusas.

El fuego no culpa al viento por cambiar de dirección ni al agua por intentar extinguirlo. Adoptar esta mentalidad implica asumir la responsabilidad personal, reconociendo que nuestras decisiones y acciones son la fuerza motriz de nuestro destino. Al dejar de lado las excusas y abrazar la responsabilidad, nos convertimos en arquitectos de nuestro propio destino, guiando nuestras vidas con la misma determinación férrea que caracteriza al fuego.

III. Transformando obstáculos en combustible.

A menudo, la vida nos presenta desafíos que podrían apagarnos. Pero recordemos, el fuego no se rinde ante la madera húmeda ni se retira cuando sopla el viento frío. Más bien, utiliza estos obstáculos como combustible para crecer aún más brillante.

Similarmente, nuestras adversidades pueden convertirse en oportunidades de crecimiento y aprendizaje.

La clave está en abrazar la resiliencia, transformando los desafíos en combustible para nuestra llama interna.

IV. El tiempo, aliado.

El fuego no se agota rápidamente; persiste a lo largo del tiempo. De manera similar, nuestra determinación debe ser sostenible a lo largo de los desafíos diarios.

La paciencia y la consistencia son aliados cruciales en este viaje.

Recordemos que cada llama comienza como una chispa pequeña, pero con el tiempo y la atención adecuada, puede convertirse en una fuerza imparable.

Cultivar una determinación duradera implica reconocer que el progreso a menudo es gradual y que la verdadera fuerza proviene de una llama que arde constantemente, no de explosiones efímeras.

V. Fuego compartido.

El fuego no solo ilumina su propio camino, sino que también comparte su luz con el mundo que lo rodea.

De manera similar, nuestra determinación puede servir como una fuente de inspiración para otros.

Al enfrentar nuestros desafíos con valentía y perseverancia, no solo fortalecemos nuestra propia llama, sino que también iluminamos el camino para aquellos que nos rodean.

La determinación compartida crea una red de fuego, cada llama reforzando y nutriendo a la otra.

Transformamos los obstáculos en combustible, cultivamos una determinación duradera y compartimos nuestra luz con el mundo.

Así, encendemos nuestro propio camino, guiados por la inquebrantable verdad de que el fuego, en su esencia, no conoce la palabra “excusa”.

Esto es todo por hoy.

Nos vemos mañana.
LuisMi Salgado.

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